Mi México.

18 de agosto de 2006

El Pueblo Unido …

Soy un romántico y tengo la idea … la ilusión, si ustedes quieren, de que más allá de todas las divisiones, los malentendidos y las iras; mal o bien contenidas, hay algo que todos compartimos y que nos mantiene unidos aún a pesar de nosotros mismos. Aún “a pesar de los pesares”, como dijo el poeta.

Yo le llamo el objetivo compartido.

Es ese sueño de que entre todos podemos hacer que este país sea un poco mejor.

Supongo que todos hemos soñado alguna vez con dejarle a los que vienen atrás un México mejor que el que recibimos. Esa es la parte fácil. Estoy seguro que también nuestros políticos y nuestros líderes sindicales sueñan con un México mejor y empeñados en esa lucha están pisoteando los derechos de muchos y algunos izquierdos también. Soñar así no me sirve.
Soñar con un México mejor no sirve de nada si no digo en qué pienso cuando digo “mejor”.
Hablar de un México mejor no es posible si dejo fuera a los que no piensan como yo.
Construir un México mejor no es posible si atropello los derechos de otros.

El México que yo quiero es un México con suficientes oportunidades donde cada quién decida qué tan lejos quiere llegar.
Por eso estoy empeñado en facilitar, habilitar y capacitar. Empeñado en abrir puertas, encender luces y entregar herramientas.
A veces la puerta está cerrada, pero siempre hay modos de abrirla.

El México que yo quiero es un México donde todos podamos reirnos de nuestros errores y aprender. Donde no tengamos que tomarnos demasiado en serio.
Por eso trato de poner las cosas en perspectiva y dimensionar los problemas de hoy sobre el paisaje de los objetivos de mañana y los de pasado mañana, y cuando algo me falla, me río y sigo tratando.
A veces lloro, pero después me río.

El México que yo quiero es un México confiado y respetuoso que acepte la diversidad y sepa aprovechar su riqueza. Que no viva temiendo la puñalada trapera, real o imaginaria.
Por eso me interesa más entender a los que piensan diferente y aprender de ellos, que convencerlos de que mi verdad es universal y eterna.
A veces creo que yo sé más que los demás, pero respiro profundo y se me pasa.

El México que yo quiero es un México ilustrado, capaz de entender qué le pasa y capaz de tomar el control de su propio destino.
Por eso investigo cómo soy y por qué soy así. Para poder aceptar mi herencia genética, cultural y filosófica, y entender dónde estoy parado. Me interesa saber cómo funciona el mundo en el que vivo y qué tengo que hacer para inventar mi vida en el escenario en el que me tocó actuar.
A veces encuentro preguntas que me asustan o respuestas que me duelen, pero así es como uno crece.

El México que yo quiero es un México prudente, que use sus recursos con medida y buen tino, que cuide su presupuesto para llegar al final del viaje, que persiga con tenacidad los objetivos críticos y deje a un lado del camino las tonteras y nimiedades.
Por eso trato de mantener los ojos en el horizonte y no perder tiempo en discutir si el lápiz es mío o tuyo, cuando lo que importa es dibujar ese México que es mejor, para que otros también lo vean, para que otros también crean en él.

Por eso creo … quiero creer, que más allá de las diferencias, profundas como son, hay algo que nos une.
Nuestra riqueza está en que somos diferentes. Bueno… y en que somos muchos.
México somos nosotros. No ellos.

Abur